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martes, 15 de abril de 2014

Grandes cuestiones de la vida


Hay preguntas en este mundo que son tan antiguas, como la vida misma, algunas son preguntas espirituales, otras son filosóficas, otras son simplemente tan misteriosas, que en todos los milenios de la existencia del hombre, aun nos las seguimos haciendo, y por más que nos esforcemos, no encontramos una respuesta satisfactoria, hay una pregunta que ha surcado cada mente masculina en este mundo incomprensible, “¿Y ahora porque estará enojada esta mujer?”, las circunstancias en que se ha formulado esta pregunta, son tan variables, que hay infinitas posibilidades de que esto ocurra.
Tomemos el ejemplo de aquel idilio famoso entre Cleopatra y Marco Antonio, ya imagino yo a este hombre, llegando de la guerra, cansado del combate, con heridas en el cuerpo, y está la reina de Egipto, esperándole con cara seria y haciéndose la indiferente al dolor del pobre conquistador.
Amor mío. Cleopatra, musa divina, encarnación de afrodita, hoy vengo ante vos, para informaros, que he conquistado tres reinos más, Chipre, Fenicia y Creta, y los tres os los ofrezco como regalo por tu belleza, amada mía”.
“Y creéis vos que con esos puebluchos pobres y llenos de mendigos, vais a venir a mí y a ponerlos por excusa para venir media hora más tarde de lo que debiereis”.
Con eso se gira, con la nariz en alto y los ojos viendo por sobre el hombro
“¡Oh! Regia consorte mía, reina de las regiones más bellas de mí querida Grecia, si me he tardado, ha sido culpa del caballo, que no se ha sujetado bien las herraduras, y ha venido despacio todo el camino, pero mirad, traigo para vos oro, y gemas preciosas que he arrebatado de los cuellos de indefensas mujeres en las ciudades que hemos barrido, todo esto para complaceros mi señora”.
“No me vengáis con baratijas, ni cuentos de la recién descubierta china”
Yo solo puedo imaginar como el interior del pobre Marco Antonio, se agita, se revuelve como cuándo los jugos gástricos irritan la ulcera estomacal, en su pecho seguramente se encontrara atrapada aquella pregunta que desde tiempos inmemoriales a afligido el hígado de cada hombre “¿Y aquí que pasó, porque estará enojada?”.
El anterior es ciertamente un tema puesto sobre arenas movedizas en el que cualquiera que osara a profundizar mucho quedara hasta el cuello más pronto de lo que cree, bajo la mirada acusadora y más aguda que la espada del augurio de su descontenta pareja, y en este momento vendrá a su mente otra pregunta carente de respuesta, “¿Y yo que hice?
Este es solo un ejemplo de las grandes cuestiones de la vida que para el hombre son tan desconocidas como el universo mismo, sin embargo, hay también obras de la creación que son igualmente incomprensibles para el hombre, refiriéndonos específicamente al sexo masculino, estamos hablando de la ropa de mujer.
Muy común es que el hombre al ir a la tienda acompañando a su esposa o novia, o simplemente acompañando a una amiga con la sana intención de verla probándose la ropa con la excusa de que le quiere dar una opinión seria sobre cómo le queda lo que se está probando, se quede perplejo y más aturdido que un jugador de baseball luego de que le hayan dado con la pelota en la cabeza, ella le ha pedido que le busque una falda, así que el empieza a ver entre todos aquellos extraños trozos de tela y se siente como un niño que apenas ha aprendido a leer y decide estudiar los dos tomos originales del “Quijote de la Mancha”, escrito en un castellano antiguo, con términos caídos en desuso, y aquel pequeño termina hablando francés cuando acaba de leer aquello, al final no ha entendido ni jota, igual queda aquel buscando la falda y extrañamente encuentra una que le gusta en la sección de blusas, “será algún error de las dependientas” piensa.
Se acerca a su acompañante, se la muestra, y ella con una sonrisa burlona le dice: “Ay que bruto eres, esto es una blusa tubo”, ¿Qué rayos es una blusa tubo?, así que agacha la cabeza, cual perro regañado por su ama, con la cola entre las patas y retrocede lentamente, entonces la escuchamos gritar de emoción cuando dice: “Ay que bella esa blusa, pero estas han de ser caras”, y la ve sujetando un pedazo de tela con un extraño parecido a una camiseta vieja, con el cuello tan ancho que bien se podría poner a un elefante a saltar por él, como si fuera un tigre saltando por el aro de fuego, sin embargo, dar esta opinión podría resultar en  muerte, por lo que solo dice “Oh de veras se ha de ver linda ya puesta, bueno porque a ti todo se te ve lindo”,  ella se le queda viendo ahora con una mirada interrogativa y dice: “Me parece que no te gusta, me queda fea ¿verdad”, ahora haciendo un gesto como si todo está bien él dice: ”No no, te debe quedar bien pero si quieres estar segura será mejor que te la pruebes”.
Y esa historia se repite durante las siguientes tres horas, de hecho, me atrevería a decir que se ha probado la mitad de la tienda, se ha enamorado tantas veces que empezamos a sentirnos traicionados, al verla fundirse en abrazos con tantas prendas de vestir y llamarle con expresiones cariñosas que nunca las hemos escuchado para referirse a nosotros, cuando ya el cansancio, la alergia y la comezón en los ojos están por acabar con nosotros por tanto tamo respirado, ella dice: “Vámonos mejor, tal vez en la otra tienda haya algo más bonito”, eso hiere un poco nuestra sensibilidad, pues tanto tiempo valioso utilizado en probarse ropa que no pensabas comprar no es nada practico, en fin no decimos nada para no ser golpeados con los brazos de un maniquí cercano.
Sin embargo una vez que hemos salido, decidimos que es buena hora para que nuestros pulmones logren expulsar algo del tamo ingerido, y tratando de tomar su mano románticamente, le decimos: “Venga, le invito a un café granita”, ella hace un movimiento brusco para que no le toquemos ni el más mínimo vello de su piel, y es entonces cuando nos volvemos cual gurú oriental, buscadores de conocimiento prohibido.
-“¿Que pasa linda?, ¿estas enojada?”-
Ella nos responde con un silencio y un gesto de “a mí no me hables”, es entonces cuando junto con un suspiro profundo y una sensación dolorosa en el interior del pecho, viene a nuestra mente aquella pregunta que desde tiempos inmemoriales nos ha aquejado como seres pensantes, aquella pregunta que dentro de los próximos milenios, seguirá siendo un misterio.
-“¿Pero porque estara enojada ahora?.

1 comentario:

  1. A poco nunca saben porque uno se molesta =D JEJEJE ;) le aconsejo tener que ser un poco mas observador en cosas de mujeres cuñado JAJAJA alli sabra la respuesta a ¿ Porqué esta molesta ?

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