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martes, 8 de abril de 2014

Fauna laboral VI Un dios de la selva oficinistica



En el estudio de las criaturas de la selva oficinistica, nos damos cuenta de lo ingrata e inverosímil que es la vida, y es que lo único que puedes esperar en este lugar, es que ocurra lo inesperado, eso sí, cualquier cosa por inesperada que sea, no será en ningún momento para beneficio del estudioso, sino más bien para su sufrimiento, de hecho tanto es el sufrir que nos ha tocado vivir a mi compañero Morrotostado y a mí, que ya empezamos a sentirnos, como los mártires de la edad media, quemados, apaleados, ya no podíamos sentir más el afán improductivo de laborar bajo el mandato de un ser como el “Jefus Maleducatensis Bocherus”.
El día era sumamente caluroso, rondaba tal vez los 45°C, resulta que el encargado de hacer los inventarios en el plantel, luego de años de explotación, de trabajar bajo el sol sin descanso cual lagartija del desierto soasada, al más puro estilo de rango el camaleón del desierto, ha sufrido el desprendimiento de las retinas y ahora enfrenta un periodo de incapacidad, que si bien se disfruta el descansar en casa luego de años de no conocer lo que significa un día feriado o un domingo completamente descansado, es un duro precio el tener que pagar con tus ojos por dos meses de reposo, en fin, imagino que algo se debe disfrutar al estar en cama bajo el abanico en este momento, aun cuando al dirigir la vista al ya antes mencionado ventilador, lo confundas con tu esposa y empieces a platicarle tus inquietudes, solo para sentirle molesto por que ella te ignora y no te contesta, únicamente mueve su cabeza de izquierda a derecha.
Pasando ya del tema de la trágica ceguera del individuo en mención, resulta que a falta de su agudizado sentido de visión para ver los números de lotes y etiquetas en aquellas cajas fluorescentes que parecen relumbrar con el sol como el aro alrededor de un eclipse, nos ha tocado a nosotros la tarea de poner nuestras retinas en este lento proceso de cocción, de algún modo el cerebro de mi compañero Brainless, pareciera haber despertado, y al menos en algunos aspectos básicos ha dejado de ser un inútil, imagino que así debieron sentirse sus padres cuando luego de diecisiete años de entrenamiento, al fin pudo ir al baño él solito sin dejar marcas de su presencia en la taza y en las toallas para secarse las manos, y es que para alguien como él es difícil comprender que esta, no es un sustituto del papel higiénico, es de comprender que su aprendizaje ha sido lento, como el andar de una babosa,  de hecho aún lo escucho a veces recitando un extraño poema sobre las orejas del conejito cuando se amarra los zapatos, imagino yo de tanto coscorrón que ha recibido hasta con martillos por la forma de las marcas en su cabeza, de alguna manera tenía que reaccionar.
Pues bien, allí estábamos nosotros bajo el crudo sol del verano, el viento reseco levantando remolinos de polvo que se introducían luego en nuestras narices, veía a mi ensimismado compañero, admirando detenidamente como el sol se reflejaba sobre las enormes cajas de materiales, no sé si intentaba ver cuánto tiempo duraban sus ojos en aquella posición sin reventarse por el fulgor, o si su cerebro estaba tratando de descifrar, porque luego de ver por tanto tiempo aquellos reflejos, al cerrar los ojos veía manchas moradas que luego se posaban sobre los rostros de los otros seres que volteaba a ver, y que le recordaban mucho a las manchas que quedaban en su campo visual luego de estar viendo fijamente cuando alguien soldaba en hierro, en fin yo sabía lo dañino que era aquello para la vista, por lo que me puse unos lentes para sol, y empecé con el conteo, debíamos acabar el inventario pronto pues recibiríamos la visita de un ser desconocido, pero que al solo mencionar su nombre los seres de aquella jungla palidecían, metían la cola entre las patas y chillaban, luego de escuchar algunos comentarios sobre sus hábitos diarios, pude definir que se trataba de un miembro de la familia de los “Pedantópodos”, esta es una especie de criaturas muy extraña, de hecho desde mi encuentro con la “Pedanterea Chinchetorum Amargativa”, no había vuelto a tener encuentros con otros seres de esa especie, sin embargo eran notorias y abundantes las historias que corrían en la jungla de seres que habían sido abochornados de manera especial por este ser, algunos incluso, se atrevían a colocarlo en la categoría de los dioses de la jungla, y algunos otros hasta lo consideraban el ser supremo.
Yo tenía gran curiosidad de conocer aquella mítica criatura, la expectación era evidente en todos, ya que durante toda la mañana el “Jefus Maleducatensis Bocherus”, había andado rondando por toda la jungla arriando a los “Trabajadorus Compulsivus Incansabilis”, mientras las “Vejestorium Chismorrae”, tanto machos como hembras andaban en busca de cualquier cosa de interés para poder ganarse el favor de aquel dios selvático, veía también como se arrastraba frenéticamente la Lenguaerae Vipera Envidiacientis, buscando a alguien a quien ofrecer como sacrificio a aquel monstruo que se haría presente aquel día.
Pasaron las horas y mis ojos ardían, mas era eficiente en mis cometidos, y el inventario estaba listo, incluyendo el hecho de que me toco hacer la parte de Morrotostado, ya que este luego de un momento  de conteo estaba sufriendo fuertes dolores de cabeza y un ardor profundo en los ojos, por estar mirando fijamente a los resplandores solares del mediodía, pensé en recomendarle un ungüento a base de pimienta, vinagre y sal, para que se refrescara, sin embargo, ya suficiente daño había hecho el astro rey junto con la ignorancia en los globos oculares del trastornado infeliz, así que preferí dejarlo en paz, disfrutando su sufrimiento.
Con eso llego un vehículo de esos que hacen babear a los ignorantes, algo que era lujo sobre mas lujo, y allí se bajaba aquel ser, haciendo ostento de su poder adquisitivo y posición social en la jungla, una criatura más bien pequeña y anormal, con la cabeza calva y por el color de su piel parecía ser una especie albina, de hecho creo que nunca antes había hecho contacto con la luz solar, solo al bajarse supe que dominaba el lenguaje de los dioses, y hablaba en un dialecto extraño e incomprensible, de inmediato, el “Jefus Maleducatensis Bocherus”, empezó a inclinarse, rostro a tierra frente  a aquella criatura despigmentada.
Cerca de la entrada, un “Trabajadorus Compulsivus Incansabilis”, se apresuraba a limpiar la alfombra, para que aquella deidad con patas como de geco, no posara sus brillantes dedos en la vulgar arena, pero lo único que logro fue que aquel lo usara como alfombra y caminara por su espalda y sacudiera el polvo de sus pies en la cabeza del arrastrado.
Algo que me llamo la atención sobremanera es que había una criatura nueva en la oficina, una que pertenecía al género “Chambrosis Bovinus Babosilentus”, y esta, por estar ocupada en asuntos particulares y muy privados de otras personas, o criaturas, las cuales no le habían participado sino que de ella había nacido el estar averiguando cosas que no le querían contar, y por estar en esto, no se daba cuenta de lo que se avecinaba aquel día, yo me escabullí dentro de la recepción para poder llevar a cabo un estudio, de las conductas sociales de estos dos seres, todavía no había logrado determinar que animal era exactamente aquel que nos visitaba, pero al ver como se llevaba con el pecho a toda criatura que se atravesara en su camino, logre confirmar que efectivamente era un pedantopodo, solamente necesitaba verlo en acción para averiguar su especie exacta.
En lo que el entro en la oficina, y se acercó a la nueva recepcionista, la “Chambrosis”, yo saque mi cámara y de inmediato me puse a filmar la escena, ella se levanta de su silla, tomándolo por cliente, le dice:
-          “Espere un momento, es hora de almuerzo, cuando termine lo atiendo” –
-          “Acaso tú no sabes quién soy yo, a mi tu no me dices que espere, regresa  a tu puesto ya mismo” -
-          “Bah señor es mi hora de almuerzo, es mi derecho el que me quiere quitar, espere como todos los clientes”
-          “¿Clientes? Discúlpame, pero yo soy el segundo al mando después del dueño en esta empresa, ¿Qué te pasa? ¿Si no quieres trabajar dilo que aquí sobra quien quiera estar en tu puesto?
-          “¡No! Yo no le estoy diciendo que no quiero trabajar –mientras le temblaban los labios-solamente le digo que iba ya a terminar de comer rapidito, pero si necesita que me quede ahorita, no hay problema, lo siento”.
Con eso aquel ser empezó a gritar con toda su fuerza:
-          Jefus Maleducatensis Bocherus”, ven aca ahorita”.
Casi a la velocidad del rayo, aquel entro en la oficina, con un sudor recorriéndole el cuerpo, más frio que el que produciría cualquier retorcijón después de comer tamales afuera del mercado central, y al ver la expresión iracunda de aquel dios de la jungla, cayó de rodillas y le dijo:
-          Dígame patrón que desea, soy su esclavo más fiel”.
Aquel ahora lo miro con desprecio y dijo:
-          “¿Qué clase de contrataciones estás haciendo?, ¿qué es esto de que tengo que esperar como todos los cliente? ¿desde cuándo los clientes en mi empresa tienen que esperar a que esta fodonga termine de almorzar?
Ahora, lanzando una mirada inquisitiva hacia aquella que era causa de su iracunda justicia en acción, dijo:
-          ¡Tú!, muéstrame donde está el rotulo de cerrado al mediodía, ¡muéstramelo ahora mismo!
Aquella, con los ojos casi llorosos, más por el ataque a su orgullo que por otra cosa, respondió en tono suave y atemorizado:
-          “No hay rotulo, no cerramos al mediodía”
-          “Bien, no cerramos al mediodía excelente, pues la próxima vez que me entere que los clientes “deben esperar” a que la princesa termine de almorzar, me las vere contigo –mientras volteaba a ver al Jefus Maleducatensis- y que son estos papeles aquí con fecha de hace dos días, ¿por qué no están archivados?, ¿pasas pintándote las uñas aquí o qué? -volviéndose al Jefus nuevamente-  ¡Tu! ¿Qué clase de incompetentes estas poniendo a trabajar en mi compañía?, ¿Qué habría pasado si no vengo, seguiríamos ahuyentando a los clientes con esta persona al frente de la operación?, ya vamos a discutir personalmente lo que va a ocurrir aquí y las medidas a tomar, ahora ve a comprarme agua, rápido”
Yo observaba todo aquello con gran fascinación, me encantaba lo que estaba ocurriendo, y no dejaba pasar detalle sin apuntar en mi bitácora y sin filmar con mi equipo, luego de analizar lo visto anteriormente, me di cuenta que aquel ser era el legendario “Pendantosaurus Empresarialis Furicundus”, algunos consideraban a esta criatura extinta, sin embargo al ver el enrojecimiento de sus orejas al tratar con la “Chambrosis Bovinus Babosilentus”, y ver como desataba su ira sin medir consecuencias, y como al vociferar llenaba de saliva a su interlocutor, supe sin dudarlo, que se trataba de este ser de la era jurásica.
Lástima que el seso hueco de Morrotostado, se haya perdido toda la acción, da igual, solo espero que algún día, muy lejano tendrá que ser, cuando al fin su cerebro se haya dado cuenta que pertenece a un humano y haya decidido salir de su letargo para ponerse a pensar, corra con la suerte de tener al alcance todo este caudal de información que hoy por hoy, pongo por escrito en mis estudios, con el fin de que futuros biólogos se formen en esta ciencia, más asombrosa que Carl Sagan y todos sus estudios del universo, estos son los conocimientos que únicamente se habrán de adquirir en la jungla oficinistica, al estudiar la increíble fauna autóctona.

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