Hay un ser, al cual los científicos
han estudiado durante años, tratando de comprender sus comportamientos, es una
criatura tan enigmática, que los estudiosos de la materia no pueden más que simplemente
quedarse asombrados de sus hábitos en la vida, este es conocido como el “ermitaño
por excelencia”.
¿Cómo es la vida del ermitaño por
excelencia?, una de las situaciones en las que podemos ver sus comportamientos
instintivos en acción es, cuando se levanta en la mañana y ve la televisión,
esto es duro para él, es especialmente difícil cuando acciona el televisor con
el fin de poder ver la hora, mientras arregla sus cachivaches para poder irse a
trabajar, sin embargo como si fuera con el fin de atormentar las mentes
pensantes, y achicharrar aún más las que ya se tostaron por el desuso, a algún
individuo avaro de ganancias y glotón, le ha parecido bien que esa hora es la
mejor indicada para presentar, un noticiero matutino, en el cual los
periodistas que allí se presentan deciden dejar a un lado su profesionalismo,
si es que lo tienen y llegan a ser presentadores ni de tercera ni de cuarta,
sino como decía aquel ermitaño al que sus víctimas llamaban “Memox” son
presentadores de quinta, así que allí están presentando las noticias de forma
poco objetiva, dando sus opiniones personales cuando solo deberían ser
informadores, así que el ermitaño por excelencia, al ver esto se siente
sumamente indignado, y empieza a contradecir audiblemente a aquel periodista
vendido y amarillista.
Contrario a la creencia popular,
no todos los ermitaños viven en soledad completa rechazando la compañía de otro
ser viviente, los que han llegado ya a esta condición son más bien los dioses
ermitaños, entre estos está el abominable hombre de las nieves, y peludito, uno
de los antagonistas de las chicas superpoderosas, a parte de ellos, muchos
ermitaños viven acompañados de una familia, con la que generalmente son
cariñosos y amables, y es que su problema no es con ellos, sino con el resto
del mundo.
Pues en estos casos en que el
ermitaño por excelencia vive acompañado de una bella consorte, en las mañanas
se puede escuchar a lo lejos las risas y carcajadas de ella, y es que le
divierte mucho el ver a su esposo peleando y discutiendo con el periodista de
la televisión, para ella esto es como los programas de comedia que producen los
mexicanos, algo completamente absurdo pero al final da risa, sin embargo para el
ermitaño por excelencia, el cual vive para defender su credo y su filosofía,
esto de que los periodistas sean unos
incompetentes no es ninguna gracia, es algo repulsivo, más cuando escucha que
anuncian los cortes comerciales se da cuenta que lo peor aún no ha venido.
Asi que empieza una especie de conversación,
entre el presentador de un comercial de productos para adelgazar que pareciera
haberse tomado una caja entera de refrescos energizantes y esta tan acelerado
que ni siquiera puede controlar sus movimientos, y el ermitaño, el cual empieza
a responder a sus preguntas con el simple fin de pelear contra este ridículo anuncio
que tanto odia
“¿Estás cansado de que las chicas no se fijen en ti en los balnearios?” – ¡No!
“¿Tienes más de treinta y aun no has tenido novia?” – ¡que te
importa si no tengo novia!
“¿Tienes una panza tan grande que si te caes de la cama no te das cuenta
por que tiene la altura del colchón?” – ¡y que, acaso te estorba mi panza inútil!
“Pues ya no sufras más, traemos para ti un producto que te ayudara a
rebajar tus tallas, sin ningún esfuerzo, y tendrás el cuerpo que siempre
soñaste, el único e inigualable Fortorpes” - ¡De veras, y que más contáme!
Y ahora empiezan los comentarios de
aquellos a quienes supuestamente les ha
dado resultado el producto, modelando su cuerpo de modelo junto a una fotografía
de supuestamente si mismos pero con el cuerpo de algún ser del periodo cretáceo
“Con Fortorpes yo perdí ciento veinte kilos”, “A mi Fortorpes me ayudo
a rebajar 240 Kilos”, “Yo antes no tenía novia, y me sentía muy triste, pero
con Fortorpes ahora las chicas me ven cuando voy por la calle, gracias
Fortorpes”
A todo esto, el ermitaño por
excelencia no ha parado de remedar las voces de los que comentan, con un tono
mongoloide, mientras al fondo de la habitación su esposa se revuelca en el
suelo de la risa que le da verlo en ese plan.
Finalmente pasa el anuncio tan
odiado, y regresa el susodicho noticiero, ahora vienen y por si fuera poco el
ostento que hacen de su falta de intelectualidad, dan paso a un grupo de
aproximadamente seis sujetos, repartidos entre hombres y mujeres, que te
ofrecen entretener tus mañanas con toda clase de boberías.
“Te traemos consejos para quitarte esas libritas de más”.
“Copia las modas de las famosas este verano”.
“Hola soy Raulito, y te traeré muchos consejos sobre cómo maquillarte
para esa noche tan especial ay si ya verás”.
“No te pierdas tu segmento favorito, Soy novelero y que”.
Y así van, uno tras otro presentándose con su “habilidad
especial” para caer mal, queriendo engancharnos a que perdamos el tiempo en ver
su ridículo programa, el cual esta sazonado con un cero de inteligencia, lo
cual es sin duda completamente dañino para los cerebros débiles que se atrevan
a entretener su vista y embrutecer sus sentidos con aquella programación.
Así que el ermitaño por excelencia, luego de ver con repudio
aquel inútil espacio televisivo, sale disparado al mundo, hacia su trabajo, no
es que el desee mostrar su amargura y desprecio a todo aquel que se encuentre
con él, no es que sienta asco de tener que encontrarse con el vecino de
enfrente el cual nunca tiene nada productivo que decirle, no es que le repugne
que al estar en la oficina no se le acerquen más que para contarle chambres y
rumores sobre gente que no le interesa si vive o muere en sufrimiento o en paz,
no es que le desagrade que otras personas quieran interactuar con él, no, es
que el mundo ya le ha mostrado lo bochornoso que es, y el ermitaño se da cuenta
que simplemente no le merecen, no son dignos de disfrutar de su compañía, pero él
se ve obligado a permanecer entre ellos, y no le queda más que verlos como a
bestias y dedicarse a escribir un blog sobre ellos, al menos así siente que su
presencia en este mundo tiene algo productivo, que de alguna forma los juzga
con justicia, y solo añora el día en que alguien aproveche todo ese
conocimiento y esa crítica productiva que el lanza al mundo y desarrolle sus
facultades mentales y se dé cuenta del mundo que sus semejantes han creado y
trate de hacer algo al respecto, ya sea huir a las montañas y vivir como
salvaje, o darle un coscorrón a todo el que se le ponga por enfrente con el fin
de ayudarle a entrar en razón.
Esto sin embargo es un sueño efímero, pues nadie podrá recuperar
su capacidad de razonar, no mientras se
levanten cada mañana a ver aquellos dos que mientras pasan noticias se dedican
a socializar entre sí, a hacer comentarios fuera de lugar, y sobre todo nadie podrá
recobrar sus facultades mientras sus cerebros sigan siendo lavados por aquel
adicto a bebidas energéticas que les dice que deben reducir sus tallas, sí, sus
tallas de cerebro hasta que las tenga todo el mundo iguales a él.
Todos aquellos que se han dado cuenta de esta situación y
tratan de hacer algo, se les suele llamar inadaptados, sin embargo yo prefiero
llamarles de una forma más elegante, pues todos ellos son “ermitaños por
excelencia”.
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