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jueves, 31 de julio de 2014

Los dias festivos.



En vista de los ambientes que se avecinan sobre mi ciudad, he decido que es momento de llamar a mención ciertas costumbres que son realmente notorias en cuanto a las conductas de la gente. La forma en que se celebran los días festivos en nuestro país.
Siempre me ha resultado fascinante el hecho de que muchas veces las personas no tienen idea de lo que están celebrando, ¡No pero eso sí!, no entenderán de que va la fiesta, pero de que van a la fiesta, van a la fiesta.
La feria <<agostina>> por ejemplo, de hecho es casi una tradición que en nuestra ciudad, los niños que rondan los ocho años de edad empiecen a preguntarse porque año con año, los llevan durante uno o dos sábados a calar en el legendario “gusanito”, esa atracción de la feria que ha deleitado a las ultimas veinte generaciones durante ya tantos agostos. De hecho la última vez que me subí—que recuerdo que fue hace como veinte años— vi una pequeña inscripción en el asiento que decía, “Aquí estuvo Colon”, porque así de viejo es,  en realidad casi podría jurar que Colon hizo ese escrito histórico movido por la emoción de continuar vivo luego de bajarse de aquel vejestorio.
Hay incluso familias que han montado toda una tradición por generaciones en torno a este gusanito, recuerdo haber visto alguna vez a un niño caerse durante la parte más alta del paseo, y al llegar a atenderlo su padre le ha dicho “hijo, estoy orgulloso de ti, cuando tenía tu edad, yo me caí de este mismo lugar, y también tu abuelo, y el padre de tu abuelo y así sucesivamente hasta el origen de nuestra raza.
Ciertamente, el mes de agosto en nuestra ciudad es escenario de toda clase de tradiciones, creencias y celebraciones, pero nuevamente volvemos al mismo punto, nadie sabe que se celebra con exactitud en este mes.
—No pues el día de la patrona de la ciudad ¿no?
— ¿Cuál patrona?
—Pues no sé, vos metete al rollo y celebra hermano.
—No pues es que no puedo celebrar algo si no sé por qué motivo lo hacemos.
—Bueno espérate aquí que le voy a preguntar a aquel señor que parece ser el encargado.
Minutos después…
—Bueno ¿y que te dijo?
—No le pude preguntar que está ocupado con el bingo.
—Ah pues tráete un yogo y nos ponemos una loquera que nos dure hasta el domingo.
Qué bonito, si hasta poeta se volvió el muchacho, y es que no hay celebración en nuestro país que no sea con guaro, eso sí, es importante aclarar esto. “Siempre que no sea una fiesta para conmemorar a la patria”, esas si se respetan.
Es verdad, si no, que alguien me diga cuando ha escuchado a un grupo de amigos decir:
—Oye ya tenemos todo listo para el quince de septiembre, tengo diez cajas de cerveza en mi casa, cinco litros de flor de caña y una ristra de porros para que nos pongamos en ambiente.
¡Eso no pasa! nadie quiere ponerse a “pichinga” para el tres de octubre, y yo me pregunto ¿Bueno, donde está escrito que para las fiestas religiosas uno deba ponerse una borrachera de esas que luego hasta te hacen una trilogía que trata sobre no recordar lo que paso ayer, pero para las fiestas patrias, todo mundo anda allí, formalito y sosegado?
—Mira que vamos a la playa que es semana santa—Hum mijito, santa borrachera que nos vamos a montar, vamos a ponernos una loquera que ni de cómo te llamas te vas a acordar.
—Mira que hoy es el día de las fuerzas armadas—No pues vamos todos a la calle a ver los desfiles de nuestros valientes soldados, es más durante toda la semana no probare nada de alcohol por respeto a mis valores cívicos.
Pareciese más bien que hubiera como una especie de pacto entre los líderes de las confesiones religiosas y el gobierno, hasta me los imagino reunidos en un salón secreto con una luz blanca que deslumbra a los presentes impidiendo que puedan verse unos a otros, y a la cabeza de aquel concilio casi esotérico, esté un sujeto de extraña procedencia, que le haya tomado la voz prestada al que hace los doblajes al español de Morgan Freeman.
—Señores, estamos aquí reunidos para decidir los destinos de los pueblos a los que gobernamos, por un lado tenemos a los líderes religiosos y por otro a los líderes políticos, así que bueno, ¿Qué es lo que solicitan?
—En nombre de las diferentes confesiones religiosas que nos gusta andar metidas en cuestiones de feria, necesitamos gente que se sienta culpable, con una conciencia que les acuse, así pues siempre ocuparan de nuestros servicios, y tendremos chamba fija.
—Nosotros los padres de la patria, necesitamos gente con conciencia social, que sepan que es ventajoso ser un pueblo humilde y amante de la paz y de sus valores patrios, así siempre estarán dispuestos a apoyarnos y nosotros tendremos la oportunidad de seguir mamando de la teta del estado.
—Bien señores, a cambio de sus almas, les daré lo que me solicitan, fiestas con motivos religiosos en los que la gente se desenfrene y se entregue a los placeres, para que al acabar el buchinche solo les quede una sensación de culpa y busquen su guía espiritual, y conjuntamente a ello, fiestas patrióticas en los que les salga aquel instinto de amar la tierra en que nacieron, y una fe ciega e irracional al partido político de su preferencia y sus líderes, así ambos consiguen lo que quieren, un medio de subsistencia, y yo seguiré al mando de este sitio tras bastidores, ahora por favor, solo firmen aquí al final de la hoja y tendremos nuestro contrato cerrado.
Casi puedo imaginar la risa maléfica de este extraño Morgan Freeman mientras le firman aquel documento amarillento, pero al analizar los sucesos que acontecen en mi ciudad, creo que es la conclusión más lógica a la que se puede llegar, y al final, de alguna manera se logra cierta felicidad cuando vemos las masas de personas que van a los juegos mecánicos de la feria, mejor conocidas como “las ruedas”, de hecho cierta tarde me he cruzado por allí, para poder echar un vistazo al mítico “gusanito” y por un momento se me cruzó por la mente la idea de subirme y dar una vuelta, más al observar los ojos vacíos y malevolentes que ha adquirido con el paso del tiempo aquel vehículo que parece más bien un tren hacia el averno y observar el corroído metal que sostiene los rieles en una altura de casi cinco metros, solo pude decir: “yo no me subo ahí papá, que se suba Morgan”.

2 comentarios:

  1. Bien dicho, porque no importa si se tiene que trabajar el día siguiente la mayoría de personas siempre llegan a sus labores con una cariiiita que wow jajaja todo por celebrar su feria y seguro que ese gusanito ya es de la era del polvo es perfecto para los que tengan depresión y quieran suicidarse

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