La tristeza que me embargaba
aquella calurosa mañana, era un presagio de lo que se avecinaba, del
sufrimiento que acaecería sobre mi durante el resto del día. Me levante de la
cama, aunque mi cerebro continuaba durmiendo, en mi mente solo se cruzaba una
cosa, ¡Tener que verle la cara nuevamente a Brainless Morrotostado!, solamente
pensarlo hacia que mi estómago diera vueltas como los juegos mecánicos de la
feria, ya de por si mi labor diaria se volvía trabajosa y difícil, y sumarle a
eso el trato con este subnormal que parecía haber sido criado con una
sobredosis de televisión infantil de esa que ha sido creada con el fin de
formar borregos descerebrados, ni siquiera había salido de mi casa y ya me
sentía exasperado.
Deje de darle vueltas al asunto y
me duche con una rapidez sobrehumana, luego de un momento estaba ya listo para
salir, había decidido ese día llegar con suficiente tiempo de antelación para
avanzar en mis labores diarias antes que aquel parásito procediera a atrasarme
como lo había estado haciendo durante aquella semana.
Llegue a la puerta de entrada de
la selva oficinistica, y un olor desagradable se introdujo en mis fosas
nasales, era el aroma habitual del lugar, nada fuera de lo normal, sin embargo
mientras me acercaba al lugar que tengo asignado para mi observación diaria, un
sonido aún más desagradable y repulsivo penetró en mis oídos y a medida que me
acercaba, me perforaba cada vez más los tímpanos, fue en ese instante cuando supe que
algo terrible estaba ocurriendo en mi computadora, así que sin pensarlo dos
veces empecé a correr hacia ella, y pude ver aquella profanación, horrenda fue
la imagen ante mis ojos. Allí estaba aquel sujeto más molesto que una lombriz
intestinal, sentado en mi silla, mi pura
y preciosa máquina para sentarse, y no bastándole con eso, había encendido mi
computadora “personal”, la cual nadie jamás había tocado, aquella que había
sido solamente mía, desde el día en que fue instalado su sistema operativo
hasta ahora, y la tenía reproduciendo su asquerosa música, aquellos pobres y
atormentados parlantes dejaban rodar una lagrima por sobre el escritorio mientras
un tal “Baby rasta” regurgitaba expresiones ininteligibles, alejadas de toda
lógica y decencia a través de ellos.
Mi Ki se encendió de forma
involuntaria, de hecho casi me atrevería a decir que mis cabellos se tornaron
rubios por un momento, él me observaba y de sus labios escapaba una sonrisa que
no lograba yo determinar si era de aspecto macabro o más bien acentuaba su
exceso de estupidez, la ira empezaba a controlarme, más recordé que no era
culpa del pobre infeliz su actual estado mental, todo esto era fruto de su
crianza aunado con el tiempo que debió permanecer prisionero de los
alienígenas, así que luego de un profundo respiro le dije:
-“He papá, no te dije claramente
que no debías tocar nada mientras yo no te lo autorizara, que haces sentado en
mi silla y con mi computadora encendida, además aquí es prohibido escuchar
música”-
De algún modo percibo que ya ha
perdido todo temor hacia mí, y su respuesta me lo confirma a cabalidad.
-“No se preocupe si ya vino el
Jefus y no me dijo nada, relájese compita”-
No sé si aquella situación era
una prueba de fe o que rayos pasaba, pero realmente mi paciencia estaba siendo
llevada más allá de lo que había sido probada jamás, en este momento ni
contando hasta cien mil podría apaciguar mi espíritu aguerrido y sediento de
venganza por la profanación que aquel sujeto había hecho.
-“Mira no te lo voy a repetir,
apártate de mi computadora y no la volvas a tocar a no ser que yo te ponga a hacer algo”-
Darle una patada habría sido una sensación refrescante para mi espíritu, sin embargo su inmundo
trasero no era digno de ser tocado por mi iluminado pie, además este individuo no era merecedor
de recibir ese tipo de corrección paternal de parte mía.
Procedí tan rápido como pude a
eliminar de mi computadora todos aquellos archivos procedentes de un lugar
mugroso y mal oliente, y tan pronto como estuvieron borrados, empecé con mi
trabajo diario, mientras le di a él la tarea de entretenerse buscando el número
de teléfono de nuestros proveedores de repuestos, para ello le pedí que
verificara en las guías telefónicas de 5 años distintos para ver si los números
no habían sufrido algún cambio con el paso del tiempo.
Aunque aquello pareciese una
medida cruel contra el pobre infeliz, al menos me permitió disfrutar de unas
cuantas horas de paz y tranquilidad, solamente escuchando mis dedos al teclear,
el obturador de mis cámaras mientras fotografiaban la fauna autóctona, y el
sonido que hacían las páginas de las sendas guías telefónicas al ser hojeadas
por mi sanguijuela personal, luego de casi mediodía de búsqueda, él procedió a
confirmarme que los números coincidían en todas las guías de los diferentes
años, así que luego que él me hubo dicho aquello, saque de mi bolsillo el teléfono
celular, y busque también el número telefónico del proveedor el cual tenía
guardado en la agenda del móvil.
Por alguna razón la vejez a veces
nos lleva a pensar tonterías y en otras ocasiones, completas sandeces, en mi
caso los años sobre mí me habían llevado a pensar que solamente en mi jungla se
podía tratar con seres desagradables y repulsivos, sin embargo no podía estar más
alejado de la verdad, y de ello pude percatarme cuando realice aquella llamada
para cotizar los repuestos del vehículo empresarial.
Descuelgo el teléfono, marco el número
desde el teléfono fijo de la oficina.
-Tuuurrrrrrrrt, tuuuurrrrrrt, “Bienvenido
a Repuestos el Numero Uno, si conoce el número de extensión márquelo ahora, si
desea hablar con el personal de ventas marque dos, si no sabe que rayos desea
marque tres”.-
Marco el número dos en ese
momento –“Gracias por preferir nuestros servicios, espere en línea mientras le
atiende uno de nuestros operadores” turuluuu turuu turuluuluuu turuluuu turuu turuluuluuu…
(Cinco minutos después)… turuluuu turuu turuluuluuu Pip, -“espere en línea un
segundo por favor”- turuluuu turuu
turuluuluuu… (Cinco minutos más tarde)…
Pip -“hola que se le ofrece”-
-“Buenas tardes, disculpe,
solamente deseaba cotizar el precio de algunos artículos que necesito, el
primero es un reactor nuclear, con escape de lujo en color rosadito, para un vehículo
del año setenta”-
-“Ese vale $1,452.00, que más
ocupa”
-“Bien permítame lo apunto por
favor”, un sonido de suspiro se escuchó por el teléfono, de hecho fue tan
fuerte que hasta me dejo humedecida la oreja con el vapor que produjo.
-“Bueno ¿va a ocupar algo más?”
-“Si permítame, necesito saber también
el precio de una máquina de rayos gamma como la que convirtió a Bruce Banner en
el increíble Hulk”-
-“Ese le cuesta $1,860.00 gracias
por llamar”-
-“Si permítame un momento espere
que falta que me cotice algunas cosas más por favor”-
-“Bueno un poco rápido que ya
casi es hora de salir y ya quiero apagar la computadora para salir temprano”-
-“Esta bien disculpe solo
necesito saber si tienen los espejos para este mismo carro, pero los ocupo con
forma de florecillas”-
Casi instantáneamente antes que
yo hubiese terminado de pronunciar la última letra, me dice con tono cortante y
volumen ligeramente alto,
-“No hay de esos, ha sido un placer atenderle”
tuuuuuut tut tut tut tut.
En la vida enfrentamos cosas
malas diariamente, algunas peores que otras, en mi caso, estoy en una encrucijada, no sé qué es peor, si
tener que tratar a diario con la fauna de mi entorno, tener que vivir un
tortuoso mes acompañado del señor Morrotostado y su parasitaria existencia o el
tener que soportar la existencia de vendedoras y dependientas que creen que le
hacen un favor al cliente al atenderlo, y que si este no se apega a sus
exigencias le dejan ver cuánto le desprecian, de hecho luego de esta
experiencia he decidido que el día menos pensado iré en persona para ver qué
clase de criatura es esta y agregarla a mi colección de criaturas sobre
naturales de la fauna laboral, y con esto empezare a expandir mis horizontes y
podré llegar a ser un conocedor de toda clase de seres extraños y quién sabe si mis
escritos lleguen a ser en el futuro obras de consulta para futuros biólogos que
se dediquen al estudio de la selva oficinistica.
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